Summary: | En Chile el proceso de elaboración y definición de políticas públicas se concentra usualmente en los Ministros de Estado quienes tienen alta responsabilidad en su diseño e implementación. En este contexto, se genera una innovación institucional con la creación en 2003 de una figura pluripersonal responsable de la elaboración y definición de políticas, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), que incorpora en su estructura decisional la participación de la sociedad civil. La relevancia radica en que existe una diversidad de actores que deben relacionarse en la lógica de arreglos más colaborativos, comportamiento, que se aleja de la burocracia tradicional, que tiende hacer más impositiva centrada en el Estado como único actor.
En esta nueva institucionalidad cultural, se consagra un primer período fundacional y por el lanzamiento de las primeras políticas culturales período 2005-2010. En el año 2010 tiene lugar el segundo proceso de definición de políticas culturales, con la Política Cultural 2011-2016. En el marco de esta trayectoria es que el objetivo de la investigación es analizar los instrumentos de participación en el proceso de formulación de políticas públicas culturales 2011- 2016, identificando si hay cambios en los mecanismos institucionales y normativos que aplica el Estado para implementar los principios orientadores de las políticas culturales en Chile, además de establecer sus actores y procedimientos. El estudio de caso es de tipo exploratorio descriptivo, con uso de metodología cualitativa, mediante el análisis de contenido en base al marco conceptual, de documentación secundaria institucional. La relevancia de esta investigación radica en el aporte empírico y analítico de la participación en las políticas culturales, área que cuenta con escasos estudios sobre el caso chileno.
Del análisis realizado se concluye: Primero el cambio de signo político del gobierno de turno impacta en la orientación de las políticas en cultura, con menor participación en el gobierno de centroderecha y un esfuerzo por volver a la institucionalidad ministerial tradicional, visión que se condice con un modelo de políticas pública, de arriba hacia abajo . Postura que difiere de los grupos focales quienes entienden la participación como el mejor y único mecanismo para construir, ejecutar y evaluar la política cultural. Abogando por la transformación de ésta en políticas y acciones desde abajo hacia arriba , siendo el tema de la descentralización muy fuerte.
Segundo, se evidencia un desempeño limitado de la participación de la sociedad civil en el Directorio, sea por la existencia de fuertes resistencias administrativas, por el debilitamiento de los Consejeros, en términos de ejercer sus derechos a participar en el espacio generado para ello o bien por que las decisiones a abordar escapan a la competencia real que tienen, pudiéndose avanzar tanto el fortalecimiento de la participación como en la generación de mecanismos que promuevan una mayor apertura de la Administración permitiendo así la ampliación de lo público, incorporando al ciudadano no organizado, creando una red más abierta y plural, aumentando el carácter democrático de la relación Estado-Sociedad Civil. Por lo tanto el comportamiento que adopta la participación en la formulación de políticas públicas culturales 2011- 2016 nos lleva a concluir que se responde más bien a un enfoque de arriba hacia abajo , ya que el aparato estatal convoca a distintos agentes, pero para un objetivo concreto rescatar insumo para el Borrador de Políticas culturales 2011-2016, esta idea se refuerza aún más con la configuración de la red, que está constituida en gran parte por expertos, técnicos y la comunidad artística, cultural.
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