Summary: | Algún tiempo atrás, aún lejano a cualquier proceso de Titulación, de elección de Temas
y menos de Terrenos, en medio de una corriente conversación arquitectónica junto a un
par de compañeros y animada sólo por un par de cafés, emergió la interrogante acerca
del actual rol del arquitecto de la Universidad de Chile. Sin lugar a duda, un tema que nos
involucraba a todos y que no había sido discutido en todo el pasar de nuestros años en la
Escuela. Creo que la pregunta estaba desde hace tiempo rondando, no la planeábamos
resolver ni responderla a cabalidad en aquel momento, sino que más bien fue el inicio a
una reflexión que prosigue hasta el día de hoy.
La primera palabra que fue traída a contexto fue aquella de “lo Social”. Un término que
sin lugar a dudas contiene una variedad de significados, un término que es continuamente
oído, pocas veces comprendido, y en menos ocasiones asimilado a una realidad de
profesión y país. De hecho, pensamos que muy por el contrario, es bastante repelido por
una cantidad considerable de alumnos.
El hecho en el cual radicaba la disyuntiva acerca de si era cierto aquello de que el
principal papel, y digo principal porque claramente no es excluyente de cualquier otro, que
debe ejercer el arquitecto de la Universidad de Chile era aquel del “Compromiso Social”,
era la directa asociación a una arquitectura que se ligaba a la actual “Vivienda Social”.
Esto, de cierta forma en un trasfondo mayor era lo que generaba el rechazo, y por ende,
un alejamiento del susodicho rol a un nivel estudiantil; pues si de vivienda se trataba todos
intentaban proyectar cubos prístinos, ligeros, de color blanco y con mucho cristal.
La conversación que dio inicio a este debate, como muchas de las gestadas en la
cafetería y con ese carácter informal pero de una fuerte reflexión, no llego a ninguna
conclusión, pero el tema quedo dando vuelta. Con el pasar del tiempo y tras pensar
nuevamente en el tema apareció la necesidad de poder darle una “vuelta de tuerca” a lo que
se comprendía por “social”, era de alguna manera crear un punto de inflexión para poder
entender verdaderamente este fenómeno, teniendo en cuenta sobre todo el requerimiento
de separar de la imagen de las viviendas sociales como única expresión de una arquitectura
social y la re-significación del concepto de lo “social”. Sin entrar en profundidad en el
proceso mental llevado a cabo, el resultado derivó de dos líneas, la primera relacionada con
la comprensión de la principal potencia y característica de identidad de los profesionales
de la Universidad por sobre el resto, que es la diversidad; y por otro, la aplicación de esta
fortaleza al modo de idea para así re-definir, para nosotros, el concepto de arquitectura
social El idea no era para nada nueva, pero era la herramienta para entender el rol que
nosotros comprendíamos que debían tener los profesionales de la Universidad de Chile. De alguna manera, valorar la diversidad existente nos hizo volver a lo social, pero
ahora relacionado con el origen de la palabra, con la sociedad. Pues en cierto modo, el
hecho era que hablar de “lo social” y la “arquitectura con un compromiso social” tenía como
efecto directo el responder a una sociedad, que no es más que un grupo cohesionado
pero con diversas y variadas necesidades. El estudiar en un ambiente mixto nos llevaba a
poder tener respuestas y posturas ante múltiples tipos de proyectos, nos daba respuestas
desde diversas realidades, no debía haber ni era sano el encasillamiento sino muy por el
contrario era requerida la abertura a otros tipos de proyectos en diferentes latitudes. Se debía ser capaz de responder tanto a los privados como al sector público y se debía de
poder proyectar tanto viviendas sociales como departamentos inmobiliarios.
Por ello, cuando asomó el inicio de la titulación y la determinación del tema era
impostergable se hizo indispensable tener un proceso de búsqueda que abriera una gama
de diversos tipos de proyectos en donde la selección debía ser bajo la premisa de aquellos
que mejor respondieran a las necesidades reales de una sociedad.
La oportunidad del Título fue por ende, tomada como una respuesta a una realidad
país, con temáticas actuales, más que la búsqueda de un tema de total interés personal,
era la gran oportunidad, a modo de un ejercicio serio, de responder a las necesidades de
un país.
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