Nueva región de Los Ríos sede de la administración central del gobierno regional de Valdivia — terreno del regimiento militar ex batallón logístico

Algún tiempo atrás, aún lejano a cualquier proceso de Titulación, de elección de Temas y menos de Terrenos, en medio de una corriente conversación arquitectónica junto a un par de compañeros y animada sólo por un par de cafés, emergió la interrogante acerca del actual rol del arquitecto de la Uni...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Pacheco A., Raúl
Other Authors: Eliash Díaz, Humberto
Language:es
Published: Universidad de Chile 2012
Subjects:
Online Access:http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/101003
Description
Summary:Algún tiempo atrás, aún lejano a cualquier proceso de Titulación, de elección de Temas y menos de Terrenos, en medio de una corriente conversación arquitectónica junto a un par de compañeros y animada sólo por un par de cafés, emergió la interrogante acerca del actual rol del arquitecto de la Universidad de Chile. Sin lugar a duda, un tema que nos involucraba a todos y que no había sido discutido en todo el pasar de nuestros años en la Escuela. Creo que la pregunta estaba desde hace tiempo rondando, no la planeábamos resolver ni responderla a cabalidad en aquel momento, sino que más bien fue el inicio a una reflexión que prosigue hasta el día de hoy. La primera palabra que fue traída a contexto fue aquella de “lo Social”. Un término que sin lugar a dudas contiene una variedad de significados, un término que es continuamente oído, pocas veces comprendido, y en menos ocasiones asimilado a una realidad de profesión y país. De hecho, pensamos que muy por el contrario, es bastante repelido por una cantidad considerable de alumnos. El hecho en el cual radicaba la disyuntiva acerca de si era cierto aquello de que el principal papel, y digo principal porque claramente no es excluyente de cualquier otro, que debe ejercer el arquitecto de la Universidad de Chile era aquel del “Compromiso Social”, era la directa asociación a una arquitectura que se ligaba a la actual “Vivienda Social”. Esto, de cierta forma en un trasfondo mayor era lo que generaba el rechazo, y por ende, un alejamiento del susodicho rol a un nivel estudiantil; pues si de vivienda se trataba todos intentaban proyectar cubos prístinos, ligeros, de color blanco y con mucho cristal. La conversación que dio inicio a este debate, como muchas de las gestadas en la cafetería y con ese carácter informal pero de una fuerte reflexión, no llego a ninguna conclusión, pero el tema quedo dando vuelta. Con el pasar del tiempo y tras pensar nuevamente en el tema apareció la necesidad de poder darle una “vuelta de tuerca” a lo que se comprendía por “social”, era de alguna manera crear un punto de inflexión para poder entender verdaderamente este fenómeno, teniendo en cuenta sobre todo el requerimiento de separar de la imagen de las viviendas sociales como única expresión de una arquitectura social y la re-significación del concepto de lo “social”. Sin entrar en profundidad en el proceso mental llevado a cabo, el resultado derivó de dos líneas, la primera relacionada con la comprensión de la principal potencia y característica de identidad de los profesionales de la Universidad por sobre el resto, que es la diversidad; y por otro, la aplicación de esta fortaleza al modo de idea para así re-definir, para nosotros, el concepto de arquitectura social El idea no era para nada nueva, pero era la herramienta para entender el rol que nosotros comprendíamos que debían tener los profesionales de la Universidad de Chile. De alguna manera, valorar la diversidad existente nos hizo volver a lo social, pero ahora relacionado con el origen de la palabra, con la sociedad. Pues en cierto modo, el hecho era que hablar de “lo social” y la “arquitectura con un compromiso social” tenía como efecto directo el responder a una sociedad, que no es más que un grupo cohesionado pero con diversas y variadas necesidades. El estudiar en un ambiente mixto nos llevaba a poder tener respuestas y posturas ante múltiples tipos de proyectos, nos daba respuestas desde diversas realidades, no debía haber ni era sano el encasillamiento sino muy por el contrario era requerida la abertura a otros tipos de proyectos en diferentes latitudes. Se debía ser capaz de responder tanto a los privados como al sector público y se debía de poder proyectar tanto viviendas sociales como departamentos inmobiliarios. Por ello, cuando asomó el inicio de la titulación y la determinación del tema era impostergable se hizo indispensable tener un proceso de búsqueda que abriera una gama de diversos tipos de proyectos en donde la selección debía ser bajo la premisa de aquellos que mejor respondieran a las necesidades reales de una sociedad. La oportunidad del Título fue por ende, tomada como una respuesta a una realidad país, con temáticas actuales, más que la búsqueda de un tema de total interés personal, era la gran oportunidad, a modo de un ejercicio serio, de responder a las necesidades de un país.