Emplazar la Escucha / Emplazar Sonido. Un acercamiento a las prácticas de difusión y exposición de paisaje sonoro

Programa de doctorat d'Estudis Avançats en Produccions Artístiques === Esta investigación nace a partir de un descubrimiento. Es la historia de un viaje que va de lo aprendido en el campo visual a la vivencia a través de la escucha y al desarrollo de una carrera dentro de las prácticas denomina...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Comelles Allué, Eduard
Other Authors: Cerdà i Ferré, Josep
Format: Doctoral Thesis
Language:Spanish
Published: Universitat de Barcelona 2013
Subjects:
Online Access:http://hdl.handle.net/10803/133341
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topic Ciències Humanes i Socials
7 - Belles arts
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Comelles Allué, Eduard
Emplazar la Escucha / Emplazar Sonido. Un acercamiento a las prácticas de difusión y exposición de paisaje sonoro
description Programa de doctorat d'Estudis Avançats en Produccions Artístiques === Esta investigación nace a partir de un descubrimiento. Es la historia de un viaje que va de lo aprendido en el campo visual a la vivencia a través de la escucha y al desarrollo de una carrera dentro de las prácticas denominadas como Arte sonoro o estudios aurales. Se estructura como la narración de un proceso de trabajo que transcurre entre 2009 y 2012 en la que el investigador y creador asimila lenguajes, sinergías y funcionamientos propios de lo que podemos denominaré Arte sonoro. Este texto pretende describir un proceso, un adentramiento en un mundo y una escena del Arte en los que, cada vez más, me he visto inmerso. Empieza con la voluntad de realizar un estudio tanto teórico como práctico de las distintas formas de situar, mostrar y distribuir paisajes sonoros en diversos formatos, entornos y espacios. Estas prácticas pueden ser interpretadas desde diversas disciplinas que abarcan desde el Arte de la instalación hasta la museografía aplicada a contenidos etnográficos. Teniendo en cuenta el marco académico al que se adscribe esta investigación es determinante señalar que, a pesar de la disparidad de enfoques posibles de la temática que nos ocupa, ésta será abordada principalmente desde el campo del Arte sonoro. Si el Arte sonoro será el punto de partida y el entorno de trabajo, cabe introducir un grado de especificidad mayor, asumiendo que éste concepto abarca actualmente muchas prácticas que se extienden desde la música electroacústica hasta el Circuit Bending (por introducir dos ejemplos dispares) y atendiendo a la poliédrica condición de esta categoría de Arte, tan joven y compleja, tal y como lo define Miguel Molina (2008). Por ello, investigaremos las prácticas que tienen que ver con el paisaje sonoro electroacústico como un material de registro reproducido después de su grabación (Rocha Iturbide, 2009). Este implica cierto grado de alteración del mismo, de hecho cuando capturamos y recortamos un fragmento de un paisaje sonoro ya estamos alterando uno de sus elementos principales, la duración. Su reproducción implica también cambios en su propia idiosincrasia. El paisaje sonoro reproducido es un paisaje sonoro electroacústico que depende de la tecnología para su existencia. Si bien podemos tomar el punto de vista de Rocha Iturbide también podemos acercarnos a la idea de la fijación sonora planteada por Michel Chion (1991). Esta se define como sonido fijado, la captura de un sonido y su condición de archivo con una temporalidad concreta. Así pues, podríamos abarcar aquí la fonografía y la ecología acústica aplicadas a las instalaciones, archivos o repositorios virtuales. A su vez mi motivación hacia el paisaje sonoro viene dada por dos aspectos fundamentales que dan sentido a esta investigación. Por un lado, la presunción de que el paisaje sonoro es el concepto paradigmático que ilustra la dicotomía entre sonido y lugar. En segunda instancia la que explicaría el creciente interés por la ecología acústica, Arte sonoro y demás prácticas artísticas de reciente cuño que implican sonido. Si lo primero estará ampliamente desarrollado en el cuerpo de la tesis, esta última presunción quedará para la parte final. Restaría pendiente de mención o estudio la cuestión temporal de la grabación de campo. Es determinante no obviar el factor tiempo, en este tipo de prácticas. Efectivamente, es el tiempo en el que se grabó un paisaje sonoro y el tiempo de duración que lo enmarca dos elementos clave para la comprensión y significado de un paisaje sonoro electroacústico. Sin embargo estas consideraciones no será exploradas en esta investigación pues aquí el interés radica en situar y resituar, y las situaciones que se producen entre sonido y lugar. ! Una vez asumida la actual coyuntura histórica nos sitúa en medio de un posible clímax de las prácticas en el campo del Arte sonoro y tomando consciencia del papel del paisaje sonoro en este complejo entramado, hemos decidido utilizar esta vertiente del Arte sonoro por su directa relación con el lugar. El paisaje sonoro mantiene una estrecha relación con el espacio en el que se recoge este tipo de documento y por lo tanto nos interesa en tanto en cuanto es un reflejo de un lugar o una marca identitaria del mismo. Este es un terreno pantanoso, pues muchos fonógrafos tratan de distanciar ese paisaje sonoro de la fuente del mismo, como ocurre en las reflexiones de Francisco López que tienden a situar el paisaje sonoro como un material físico, con el que moldear escenarios acústicos, tratando de alejarlos de su punto de origen o de los elementos que lo componen. Entendiendo sus motivaciones preferimos centrarnos en la vertiente que podría seguir más directamente los planteamientos fundacionales del término y encauzar esta investigación desde una perspectiva más cercana a Schafer (1977), Truax y The World Soundscape Project más que a los acercamientos más tangibles de Francisco López (2011). Desde la aparición del término paisaje sonoro acuñado por Schafer (1977) a mediados de los años 70 del siglo pasado, este ha sido expuesto de distintas maneras y bajo distintos pretextos divulgativos, científicos o artísticos. El término y sus connotaciones han sido ampliamente estudiados por una serie de autores que han procurado dotar de contexto y significación a un material con numerosas problemáticas formales. ! Schafer (1977) cimentó las bases de la ecología acústica y trató de encauzar un proyecto artístico personal a partir de los preceptos apuntados en The Soundscape donde estudia una variada serie de ejemplos prácticos y teóricos para comprender lo que es el paisaje sonoro tal y como lo entendemos en la actualidad. Si bien con anterioridad varios autores14 definieron conceptos similares fue Schafer quien de una manera más específica y determinante expone los elementos que forman parte de un paisaje sonoro y cómo estos en conjunto afectan a la identidad, cultura y tradición de un lugar. Sin embargo, existe una vertiente que necesita de mayor reflexión y que de hecho es el objeto de esta investigación. Se trata de la reflexión acerca de cómo situar, mostrar y distribuir el paisaje sonoro, independientemente de actitudes, estudios o experimentos. El objetivo es explorar cómo formalizar una puesta en escena de un material intangible, difícil de reproducir y sin un componente visual que lo apoye. A menudo, la exposición formal de materiales sonoros choca irremediablemente con la práctica sonora, los medios utilizados para atraer el interés del oyente pasan por representaciones visuales de ideas o conceptos asociados al sonido, sin embargo resulta complejo, como ya veremos, situar, sonido en un lugar y visualizar ese mismo acto. Por eso, trasladando el debate acerca de lo visual, es interesante acercarnos a los planteamientos que Augoyard (1991) miembro del grupo CRESSON, expone acerca del concepto de paisaje sonoro y su ligazón a la cultura visual. Expresa la necesidad de redefinir dicho concepto y encontrar nuevas formas de denominarlo. Pretende desligarlo de una experiencia meramente visual, en este caso, la contemplativa. Con ello pretende redefinir los puntos de vista analíticos sobre el paisaje sonoro, para alejarlos de los sistemas analíticos de la cultura visual. Sus preceptos fueron revisados en Catalunya por el grupo de investigación antropológica Ciutat Sonora (Alonso, Cantavella, Sánchez, Anítua, García López, Guiu, 2005). Cantavella y Sánchez (2008) desgranan la posibilidad de entender el paisaje sonoro, no como una consecuencia de una experiencia visual sino como el registro de una experiencia sensorial que poco tiene que ver con lo visual. Asimismo plantean el paisaje sonoro como un friso temporal ordenado por eventos consecutivos, paralelos y con distintas profundidades de campo. Todas estas consideraciones son las que nos llevan a plantearnos qué sistemas se utilizan, de qué forma el paisaje sonoro es dispuesto y cómo llega al oyente, al espectador o al internauta, y para tratar de situar todas estas prácticas hemos decidido encauzar esta investigación a partir del paradigma tecnológico que ha permitido la democratización y estandarización de los sistemas de escucha.
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Empieza con la voluntad de realizar un estudio tanto teórico como práctico de las distintas formas de situar, mostrar y distribuir paisajes sonoros en diversos formatos, entornos y espacios. Estas prácticas pueden ser interpretadas desde diversas disciplinas que abarcan desde el Arte de la instalación hasta la museografía aplicada a contenidos etnográficos. Teniendo en cuenta el marco académico al que se adscribe esta investigación es determinante señalar que, a pesar de la disparidad de enfoques posibles de la temática que nos ocupa, ésta será abordada principalmente desde el campo del Arte sonoro. Si el Arte sonoro será el punto de partida y el entorno de trabajo, cabe introducir un grado de especificidad mayor, asumiendo que éste concepto abarca actualmente muchas prácticas que se extienden desde la música electroacústica hasta el Circuit Bending (por introducir dos ejemplos dispares) y atendiendo a la poliédrica condición de esta categoría de Arte, tan joven y compleja, tal y como lo define Miguel Molina (2008). Por ello, investigaremos las prácticas que tienen que ver con el paisaje sonoro electroacústico como un material de registro reproducido después de su grabación (Rocha Iturbide, 2009). Este implica cierto grado de alteración del mismo, de hecho cuando capturamos y recortamos un fragmento de un paisaje sonoro ya estamos alterando uno de sus elementos principales, la duración. Su reproducción implica también cambios en su propia idiosincrasia. El paisaje sonoro reproducido es un paisaje sonoro electroacústico que depende de la tecnología para su existencia. Si bien podemos tomar el punto de vista de Rocha Iturbide también podemos acercarnos a la idea de la fijación sonora planteada por Michel Chion (1991). Esta se define como sonido fijado, la captura de un sonido y su condición de archivo con una temporalidad concreta. Así pues, podríamos abarcar aquí la fonografía y la ecología acústica aplicadas a las instalaciones, archivos o repositorios virtuales. A su vez mi motivación hacia el paisaje sonoro viene dada por dos aspectos fundamentales que dan sentido a esta investigación. Por un lado, la presunción de que el paisaje sonoro es el concepto paradigmático que ilustra la dicotomía entre sonido y lugar. En segunda instancia la que explicaría el creciente interés por la ecología acústica, Arte sonoro y demás prácticas artísticas de reciente cuño que implican sonido. Si lo primero estará ampliamente desarrollado en el cuerpo de la tesis, esta última presunción quedará para la parte final. Restaría pendiente de mención o estudio la cuestión temporal de la grabación de campo. Es determinante no obviar el factor tiempo, en este tipo de prácticas. Efectivamente, es el tiempo en el que se grabó un paisaje sonoro y el tiempo de duración que lo enmarca dos elementos clave para la comprensión y significado de un paisaje sonoro electroacústico. Sin embargo estas consideraciones no será exploradas en esta investigación pues aquí el interés radica en situar y resituar, y las situaciones que se producen entre sonido y lugar. ! Una vez asumida la actual coyuntura histórica nos sitúa en medio de un posible clímax de las prácticas en el campo del Arte sonoro y tomando consciencia del papel del paisaje sonoro en este complejo entramado, hemos decidido utilizar esta vertiente del Arte sonoro por su directa relación con el lugar. El paisaje sonoro mantiene una estrecha relación con el espacio en el que se recoge este tipo de documento y por lo tanto nos interesa en tanto en cuanto es un reflejo de un lugar o una marca identitaria del mismo. Este es un terreno pantanoso, pues muchos fonógrafos tratan de distanciar ese paisaje sonoro de la fuente del mismo, como ocurre en las reflexiones de Francisco López que tienden a situar el paisaje sonoro como un material físico, con el que moldear escenarios acústicos, tratando de alejarlos de su punto de origen o de los elementos que lo componen. Entendiendo sus motivaciones preferimos centrarnos en la vertiente que podría seguir más directamente los planteamientos fundacionales del término y encauzar esta investigación desde una perspectiva más cercana a Schafer (1977), Truax y The World Soundscape Project más que a los acercamientos más tangibles de Francisco López (2011). Desde la aparición del término paisaje sonoro acuñado por Schafer (1977) a mediados de los años 70 del siglo pasado, este ha sido expuesto de distintas maneras y bajo distintos pretextos divulgativos, científicos o artísticos. El término y sus connotaciones han sido ampliamente estudiados por una serie de autores que han procurado dotar de contexto y significación a un material con numerosas problemáticas formales. ! Schafer (1977) cimentó las bases de la ecología acústica y trató de encauzar un proyecto artístico personal a partir de los preceptos apuntados en The Soundscape donde estudia una variada serie de ejemplos prácticos y teóricos para comprender lo que es el paisaje sonoro tal y como lo entendemos en la actualidad. Si bien con anterioridad varios autores14 definieron conceptos similares fue Schafer quien de una manera más específica y determinante expone los elementos que forman parte de un paisaje sonoro y cómo estos en conjunto afectan a la identidad, cultura y tradición de un lugar. Sin embargo, existe una vertiente que necesita de mayor reflexión y que de hecho es el objeto de esta investigación. Se trata de la reflexión acerca de cómo situar, mostrar y distribuir el paisaje sonoro, independientemente de actitudes, estudios o experimentos. El objetivo es explorar cómo formalizar una puesta en escena de un material intangible, difícil de reproducir y sin un componente visual que lo apoye. A menudo, la exposición formal de materiales sonoros choca irremediablemente con la práctica sonora, los medios utilizados para atraer el interés del oyente pasan por representaciones visuales de ideas o conceptos asociados al sonido, sin embargo resulta complejo, como ya veremos, situar, sonido en un lugar y visualizar ese mismo acto. Por eso, trasladando el debate acerca de lo visual, es interesante acercarnos a los planteamientos que Augoyard (1991) miembro del grupo CRESSON, expone acerca del concepto de paisaje sonoro y su ligazón a la cultura visual. Expresa la necesidad de redefinir dicho concepto y encontrar nuevas formas de denominarlo. Pretende desligarlo de una experiencia meramente visual, en este caso, la contemplativa. Con ello pretende redefinir los puntos de vista analíticos sobre el paisaje sonoro, para alejarlos de los sistemas analíticos de la cultura visual. Sus preceptos fueron revisados en Catalunya por el grupo de investigación antropológica Ciutat Sonora (Alonso, Cantavella, Sánchez, Anítua, García López, Guiu, 2005). Cantavella y Sánchez (2008) desgranan la posibilidad de entender el paisaje sonoro, no como una consecuencia de una experiencia visual sino como el registro de una experiencia sensorial que poco tiene que ver con lo visual. Asimismo plantean el paisaje sonoro como un friso temporal ordenado por eventos consecutivos, paralelos y con distintas profundidades de campo. Todas estas consideraciones son las que nos llevan a plantearnos qué sistemas se utilizan, de qué forma el paisaje sonoro es dispuesto y cómo llega al oyente, al espectador o al internauta, y para tratar de situar todas estas prácticas hemos decidido encauzar esta investigación a partir del paradigma tecnológico que ha permitido la democratización y estandarización de los sistemas de escucha.Universitat de BarcelonaCerdà i Ferré, JosepVela, AliciaUniversitat de Barcelona. Facultat de Belles Arts2013-07-02info:eu-repo/semantics/doctoralThesisinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion270 p.application/pdfhttp://hdl.handle.net/10803/133341TDX (Tesis Doctorals en Xarxa)spainfo:eu-repo/semantics/openAccessL'accés als continguts d'aquesta tesi queda condicionat a l'acceptació de les condicions d'ús establertes per la següent llicència Creative Commons: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/