Summary: | La mayoría de las denominadas terapias de conducta de tercera generación -y, más en concreto, la Activación Conductual (BA), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia Cognitiva con base en el Mindfulness (MBCT) y la Terapia Dialéctica Comportamental (DBT)- proponen una intervención alternativa ante la aparición de pensamientos intrusivos, recuerdos dolorosos, ensoñaciones desagradables o discursos mentales depresivos. Si en la terapia de conducta tradicional se procura eliminar estos ensamientos (o, al menos, disminuir su duración, frecuencia e intensidad), o bien cuestionar su verosimilitud para sustituirlos por otros más positivos o adaptados, en las nuevas formas de terapia conductual se desestiman las intervenciones directas sobre ellos, y, por tanto, dejan de aconsejarse y practicarse técnicas como la distracción o sustitución de pensamientos, la parada de pensamiento o la reestructuración cognitiva. En este artículo se presenta el cuerpo de evidencias científicas sobre la utilidad de las intervenciones basadas en la aceptación y el mindfulness. Aunque los resultados son prometedores, es cierto que resulta imprescindible recabar más datos para demostrar que estas técnicas son siempre más recomendable que las tradicionales.
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