Summary: | La frontera se ha convertido un elemento central a la construcción del territorio. Debe entenderse como un dispositivo transescalar, donde diferentes funciones convergen en una materialización aparentemente simple. Desvelemos las condiciones espaciales específicas que genera, alejándonos de formulaciones históricas para entender su funcionamiento operativo. Se ha seleccionado la excepción para desarrollar las profundas implicaciones espaciales que ésta produce sobre el territorio y la arquitectura. Es necesario cuestionarse qué configuraciones espaciales son propias de un modelo territorial que ya no es representado por la norma, sino por la excepción. A través de dos casos situados en la frontera de Ceuta se analizan las condiciones espaciales relacionadas directamente con la excepción para obtener características de este dispositivo arquitectónico. El primer caso, el retorno de un migrante en la frontera del Benzú introduce una serie de mecanismos en relación a la construcción de la frontera operativa: la importancia adquirida por los cuerpos en la construcción de ensamblajes móviles y el cuestionamiento de la línea soberana. El segundo, el cruce del paso del Tarajal en 2014 evidencia como dicha frontera operativa genera arquitectónicas de la excepción que involucran agentes dispersos, dotándolos de nuevas funciones. Ambos acontecimientos evidencian la capacidad de generar espacialidades instantáneas cuyos límites no poseen la precisión de las fronteras históricas. Además, muestran la capacidad de conexión e inclusión entre diferentes elementos para asegurar la efectividad del sistema. Si la arquitectura que materializa la ley requiere la fisicidad del muro, la arquitectónica de la excepción necesita estos mecanismos para configurarla.
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