Summary: | El afamado semiólogo y crítico de arte Omar Calabrese promovió en 1989 el concepto neobarroco como ese espacio metodológico que privilegia la presencia del cuerpo encarnado en nuestra contemporaneidad, en el arte y en el pensamiento, explorando un espacio de articulación simbólica, donde la conducta, la identidad, el género y la relación espacio público/privado cohabitan y medran. La producción artística radical que utiliza el cuerpo como objeto y espacio de castigo habitualmente muestra heridas, quemaduras y amputaciones. En otras ocasiones se nos muestran espacios y acciones sórdidas y reprobables de actos oscuros. Sean cualquiera de ellas performances, documentación de éstas últimas o producción gráfica per se, en este trabajo, se atiende a la relación que subyace entre la acción, la estampa o la imagen, y la forma de presentar la obra al público. A la estrecha cohabitación entre obra y vida de algunos artistas. En este sentido se generan complicaciones en lo que entraña discernir si el objeto artístico de un trabajo radica en una acción en sí misma, en el cuidadoso trabajo documental que se genera a partir de esas acciones o en la producción gráfica que testimonian una vida. En este trabajo se ahonda en la producción artística que bascula entre la documentación aportada de una acción y la acción o experiencia en sí misma, y el significado de esos testimonios respecto a la vida de su autor. Cada uno de estos aspectos alimenta al otro creando conjuntamente un cuerpo artístico solido e indisoluble.
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