Summary: | Donde el cielo y la sabana se unen en el infinito, se vislumbra una sola montaña en la lejanía, parece un gigante, antiguo y oscuro al final de la inmensidad un “Tepuye”, después de unas cuantas horas de camino se acerca este gran anciano que data del precámbrico, pero no está solo. Se observan algunos compañeros iguales a él, se podrían considerar como los guardianes del imponente y hermoso Orinoko, considerado en lengua Sikuani como la gran serpiente enroscada acompañada de una gran riqueza paisajística cultural y biodiversa; bosques de galería, diferentes tipos de sabana, esteros, lagunas, morichales, bosques inundables, las que recorren aguas blancas, negras y mixtas, rodeadas por diferentes etnias y grupos indígenas como Piaroas, Sikuanis – Guahibos, Cuibas y Amoruas, que viven en forma pacífica con llaneros y colonos, orgullosos de estas tierras, amables y hospitalarios que desde hace muchos años comparten este paraíso con: bagres, pirañas, anguilas, rayas, arawanas, anacondas, ranas, sapos, caimanes, babos, iguanas, tortugas, loros, búhos, guacamayas, azucareros, pavones, paujiles, águilas, zamuros, aulladores, armadillos, ocarros, chigüiros, osos hormigueros, ocelotes, jaguares, nutrias, murciélagos, cuerpo espines, zorros, venados y delfines, que pasan sus días entre; cedros, moriches, saladillos, caraños, yarumos, laureles, caimos, guaduas, guamos, alcornoques, chaparros, arepillos, palmiches y gualtes.
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