Los científicos rusos y el inicio de la circulación extracorpórea.

En 1922, la comunidad científica siguió de cerca las experiencias del destacado farmacólogo ruso Nikolai Kravkov en el "renacimiento" de los órganos animales y humanos. Dos años más tarde, los periódicos y revistas publicaron ampliamente las últimas investigaciones de Kravkov, presentadas...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Diego Faria Marques Ferreira
Format: Article
Language:Spanish
Published: Asociación Latinoamericana de Perfusión 2019-12-01
Series:En Bomba
Online Access:https://revistaenbombaalap.org/index.php/bomba/article/view/115
Description
Summary:En 1922, la comunidad científica siguió de cerca las experiencias del destacado farmacólogo ruso Nikolai Kravkov en el "renacimiento" de los órganos animales y humanos. Dos años más tarde, los periódicos y revistas publicaron ampliamente las últimas investigaciones de Kravkov, presentadas durante una conferencia en Moscú. El público estaba fascinado por el hecho de que los dedos humanos muertos y secos podían "volver a la vida" e incluso hacer crecer sus uñas. La década de 1914 hasta el año 1923 en Rusia fue un reinado de muerte. Desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914, hasta mediados de la década de 1920, Rusia experimentó una catástrofe demográfica sin precedentes. En resumen, en solo una década, murieron entre quince y veinte millones de personas de una población de 140 millones. La muerte se convirtió en un objeto de investigación no solo para los especialistas médicos, durante la década de 1920 aparecieron decenas de libros, folletos y panfletos (por no mencionar numerosos artículos en revistas profesionales) con títulos como "vida y muerte", "Qué es la muerte", "La muerte desde el punto de vista de la ciencia moderna", "Envejecimiento y muerte", "Los problemas de la muerte y la inmortalidad", "La muerte y la resurrección". Prácticamente todos los biólogos rusos publicaron un trabajo sobre la muerte. La muerte ocupó un lugar destacado en la investigación de bioquímicos, histólogos, fisiólogos, citólogos, morfólogos, zoólogos y anatomistas. El 18 de septiembre de 1925, el joven médico demostró en el Segundo Congreso de Patólogos Rusos en Moscú una máquina especial, el inventor lo llamó un autojector. Lo había construido para mantener vivas, cabezas de animales cortadas. El dispositivo incluía dos bombas eléctricas, que proporcionaban la sangre cortada de un perro con sangre citrada a través de un sistema de tubo de goma. La cabeza se mantuvo viva durante una hora y cuarenta minutos y exhibió varios reflejos.
ISSN:2575-2650