Summary: | Este artículo presenta una crítica de la obra de Nereo López, que toma distancia de las apreciaciones usuales de su obra como "artista menor" o como "fotógrafo de lo anónimo", para evidenciar, en cambio, la singularidad de su mirada que ve el rostro del otro igualitariamente. Basándose en fotografías, muestra, de un lado, lo absurdo de los modelos civilizados que son impuestos en planes de desarrollo, trayendo para regiones marginadas "regímenes del terror" y, de otro, la dignidad de los habitantes anónimos que expresa el lente del fotógrafo. Valiéndose de la obra de Nereo, de manera "sencilla" y "amigable", el artículo invita a respetar un mundo con el que nos hemos ensañado.
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