Summary: | <p>Basura. Así la llamamos la mayoría de las veces. Porque en ocasiones, tecnicismos como residuos sólidos suenan más bien a eufemismos. ¿Acaso no estamos hablando de la basura de toda la vida? Y sin embargo, la transformación del lenguaje en torno a las excrecencias sólidas del metabolismo social tiene un sentido: convertir a la <em>basura</em> en algo menos alejado, menos oloroso, menos desagradable, menos peyorativo, menos asociado con lo que no queremos ver. Convertirla en un <em>algo</em> sobre el cual tenemos una responsabilidad, y que si lo llamásemos basura, nos remitiría hacia algo que no nos compete más allá del deshacernos de ella. Tiene sentido el cambio, entonces, porque esa basura (ahora residuo sólido) que queremos alejar de nuestras casas, instituciones, industrias, requiere de nuestra atención para que genere menos problemas y quizás algunas oportunidades.</p>
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