Editorial: En tiempos de revuelta, a pensar las prácticas transformadoras

Resumen Corren tiempos de revuelta por el continente. De la revuelta popular ecuatoriana y chilena del 2019 a la reciente revuelta popular colombiana. Los pueblos nuestroamericanos han decidido sacudirse del peso de gobiernos gendarmes y sus agendas extractivistas neoliberales, qu...

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Bibliographic Details
Main Author: Daniel Fauré Polloni
Format: Article
Language:Spanish
Published: Red Trenzar 2021-04-01
Series:Trenzar
Online Access:https://revista.trenzar.cl/index.php/trenzar/article/view/149
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No solo porque a medida que se agudiza la crisis es la clase popular la que pone los muertos sino, además, porque frente a la ausencia o la insuficiencia de ayudas estatales para frenar la pandemia han rebrotado las expresiones solidarias de la clase, en el ámbito de una economía solidaria popular (ollas comunes, comedores populares, redes de abastecimiento comunitario y de comercio justo) y en el ámbito de los cuidados colectivos (crianzas compartidas, cuidado de la población contagiada y de las personas adultas mayores, servicios de salud comunitarios, campañas de sanitización y sociocuidado frente a la pandemia). En el caso chileno, la crisis económica derivada de la sanitaria ha obligado a que las y los trabajadores retiren un porcentaje importante de sus ahorros previsionales para paliar la crisis, pero frente a la triste realidad de que miles de trabajadores quedaron sin ningún ahorro, los retiros sucesivos han permitido una subsistencia generalizada en tanto los apoyos entre familias han hecho circular esos recursos entre los que tienen y los que no. Con todo, sabemos que el escenario postpandémico no será mejor. Al contrario, al salir del confinamiento obligatorio (que en Chile implica además una política de toque de queda que sirve como ejercicio de control social frente a las protestas) y volver a compartir los espacios públicos de socialización, la miseria escondida que se acumuló en este encierro, las altas cifras de cesantía y el descontento social se mostrarán abiertamente, siendo terreno fértil para el florecimiento de nuevos procesos de “estallido social”. Este posible escenario futuro ya está siendo monitoreado por el poder de los de arriba. No en vano, en un informe titulado “Las repercusiones sociales de las pandemias”[1], los economistas del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) Philip Barrett y Sophia Chen alertan sobre los posibles estallidos, en tanto la pandemia habría puesto de manifiesto las fracturas sociales como “la falta de protección social, la desconfianza en las instituciones, la percepción de incompetencia o corrupción de los gobiernos”, lo que sumado al crecimiento de la desigualdad que trajo el coronavirus habría “hecho recrudecer las tensiones entre clases sociales”, lo que llevaría a desatarse el “malestar social” acumulado, llevando incluso a crisis políticas y derribamiento de gobiernos. En la misma línea, el informe de los economistas del FMI Tahsin Saadi Sedik y Rui Xu titulado “Un círculo vicioso: Cómo las pandemias conducen a la desesperación y al malestar social”[2] llega más allá y proyecta una fecha de inicio de esos estallidos: el verano europeo del 2022, fecha en que se proyecta que la pandemia estaría controlada y podríamos empezar a hacernos cargo de la triste realidad tras su paso. Traemos a colación estos informes para señalar algo claro: si el poder de los de arriba planifica sus pasos a seguir frente a posibles manifestaciones sociales que podrían poner en riesgo sus privilegios, creemos que el poder de las y los de abajo, que encabeza la clase popular, debe ser capaz de hacer lo mismo: es decir, producir saberes que nos permitan pensar, planificar y ejecutar de mejor forma las prácticas existentes y futuras que buscan transformar la realidad de explotación y opresión. Desde nuestra humilde trinchera de esta publicación impresa, nos ofrecemos como ventana y megáfono para mostrar y vocear esos saberes. En ese sentido, en esta sexta entrega, nos alegra no solo mantener esta mirada nuestroamericana que nos permite nuevamente compartir investigaciones y reflexiones desde variados rincones de nuestro continente (Venezuela, Colombia, Brasil, Perú, Chile y Argentina) sino también difundir un puñado de escritos de alto nivel donde una parte importante de ellos surgieron de reflexiones críticas que se hacen desde dentro de prácticas sociales transformadoras. En ese sentido, los aportes de Julio César González, Marcela Parra, Dulcinea Tomás Cámara, Juan Carlos Vásquez y Carolina Zoppi tienen un valor especial en tanto son esfuerzos por reflexionar críticamente sobre prácticas que, desde diversos ámbitos, buscan ser transformadoras y donde estas autoras y autores son parte del mismo proceso organizativo. Saludamos esas propuestas investigativas que recogen parte de la tradición de la sistematización de experiencias de cuño latinoamericano y las difundimos con alegría en tanto sostenemos que investigaciones situadas como éstas pueden ser muy útiles en estos tiempos que corren, donde las revueltas populares (en todas sus expresiones) deben ser reflexionadas desde abajo y desde dentro para aumentar su potencialidad transformadora. De igual forma, en este número inauguramos una sección que nos parece de vital importancia desde el rincón del continente donde lanzamos esta revista, que es el Dossier: Reseñas de la Revuelta, una ventana donde buscamos catastrar, poner en valor y analizar críticamente las diversas publicaciones que están surgiendo sobre la revuelta popular chilena, generando un fichero bibliográfico que facilite el análisis de esta experiencia para poder enriquecerla y proyectarla al futuro. Agradecemos de igual forma el trabajo de Fabián Cabaluz Ducasse, integrante de nuestro Comité Científico Nacional, que coordina esta iniciativa. Tiempos de revuelta corren por el continente. Esperamos estar a la altura de este desafío transformador. Desde la Ñuñoa Popular, Santiago de Chile, abril de 2021
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No solo porque a medida que se agudiza la crisis es la clase popular la que pone los muertos sino, además, porque frente a la ausencia o la insuficiencia de ayudas estatales para frenar la pandemia han rebrotado las expresiones solidarias de la clase, en el ámbito de una economía solidaria popular (ollas comunes, comedores populares, redes de abastecimiento comunitario y de comercio justo) y en el ámbito de los cuidados colectivos (crianzas compartidas, cuidado de la población contagiada y de las personas adultas mayores, servicios de salud comunitarios, campañas de sanitización y sociocuidado frente a la pandemia). En el caso chileno, la crisis económica derivada de la sanitaria ha obligado a que las y los trabajadores retiren un porcentaje importante de sus ahorros previsionales para paliar la crisis, pero frente a la triste realidad de que miles de trabajadores quedaron sin ningún ahorro, los retiros sucesivos han permitido una subsistencia generalizada en tanto los apoyos entre familias han hecho circular esos recursos entre los que tienen y los que no. Con todo, sabemos que el escenario postpandémico no será mejor. Al contrario, al salir del confinamiento obligatorio (que en Chile implica además una política de toque de queda que sirve como ejercicio de control social frente a las protestas) y volver a compartir los espacios públicos de socialización, la miseria escondida que se acumuló en este encierro, las altas cifras de cesantía y el descontento social se mostrarán abiertamente, siendo terreno fértil para el florecimiento de nuevos procesos de “estallido social”. Este posible escenario futuro ya está siendo monitoreado por el poder de los de arriba. No en vano, en un informe titulado “Las repercusiones sociales de las pandemias”[1], los economistas del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) Philip Barrett y Sophia Chen alertan sobre los posibles estallidos, en tanto la pandemia habría puesto de manifiesto las fracturas sociales como “la falta de protección social, la desconfianza en las instituciones, la percepción de incompetencia o corrupción de los gobiernos”, lo que sumado al crecimiento de la desigualdad que trajo el coronavirus habría “hecho recrudecer las tensiones entre clases sociales”, lo que llevaría a desatarse el “malestar social” acumulado, llevando incluso a crisis políticas y derribamiento de gobiernos. En la misma línea, el informe de los economistas del FMI Tahsin Saadi Sedik y Rui Xu titulado “Un círculo vicioso: Cómo las pandemias conducen a la desesperación y al malestar social”[2] llega más allá y proyecta una fecha de inicio de esos estallidos: el verano europeo del 2022, fecha en que se proyecta que la pandemia estaría controlada y podríamos empezar a hacernos cargo de la triste realidad tras su paso. Traemos a colación estos informes para señalar algo claro: si el poder de los de arriba planifica sus pasos a seguir frente a posibles manifestaciones sociales que podrían poner en riesgo sus privilegios, creemos que el poder de las y los de abajo, que encabeza la clase popular, debe ser capaz de hacer lo mismo: es decir, producir saberes que nos permitan pensar, planificar y ejecutar de mejor forma las prácticas existentes y futuras que buscan transformar la realidad de explotación y opresión. Desde nuestra humilde trinchera de esta publicación impresa, nos ofrecemos como ventana y megáfono para mostrar y vocear esos saberes. En ese sentido, en esta sexta entrega, nos alegra no solo mantener esta mirada nuestroamericana que nos permite nuevamente compartir investigaciones y reflexiones desde variados rincones de nuestro continente (Venezuela, Colombia, Brasil, Perú, Chile y Argentina) sino también difundir un puñado de escritos de alto nivel donde una parte importante de ellos surgieron de reflexiones críticas que se hacen desde dentro de prácticas sociales transformadoras. En ese sentido, los aportes de Julio César González, Marcela Parra, Dulcinea Tomás Cámara, Juan Carlos Vásquez y Carolina Zoppi tienen un valor especial en tanto son esfuerzos por reflexionar críticamente sobre prácticas que, desde diversos ámbitos, buscan ser transformadoras y donde estas autoras y autores son parte del mismo proceso organizativo. Saludamos esas propuestas investigativas que recogen parte de la tradición de la sistematización de experiencias de cuño latinoamericano y las difundimos con alegría en tanto sostenemos que investigaciones situadas como éstas pueden ser muy útiles en estos tiempos que corren, donde las revueltas populares (en todas sus expresiones) deben ser reflexionadas desde abajo y desde dentro para aumentar su potencialidad transformadora. De igual forma, en este número inauguramos una sección que nos parece de vital importancia desde el rincón del continente donde lanzamos esta revista, que es el Dossier: Reseñas de la Revuelta, una ventana donde buscamos catastrar, poner en valor y analizar críticamente las diversas publicaciones que están surgiendo sobre la revuelta popular chilena, generando un fichero bibliográfico que facilite el análisis de esta experiencia para poder enriquecerla y proyectarla al futuro. Agradecemos de igual forma el trabajo de Fabián Cabaluz Ducasse, integrante de nuestro Comité Científico Nacional, que coordina esta iniciativa. Tiempos de revuelta corren por el continente. Esperamos estar a la altura de este desafío transformador. Desde la Ñuñoa Popular, Santiago de Chile, abril de 2021https://revista.trenzar.cl/index.php/trenzar/article/view/149