Summary: | No es frecuente analizar los discursos que rodean a medios digitales aplicados a la educación que se polarizan en torno a dos visiones, una utópica y otra distópica y que influyen en su aceptación o rechazo mucho más que la realidad de su verdadera aplicación. En el origen de esta visión se encuentran las mitologías que rodearon el nacimiento de la realidad virtual, con su profecía de un nuevo espacio de liberación asociada en algunos casos con las experiencias místicas religiosas o los viajes alucinatorios propiciados por las drogas de la contracultura de los años setenta. Esta doble imagen ha nucleado las visiones que en su sentido positivo se ha visto apoyada por la teoría del hipertexto y de la nueva literatura que fundó la imagen del autor partícipe de la obra (base del autoprendizaje) y del libro viviente como tecnología flexible y fuente de conocimiento autónomo e ilimitado. En sentido negativo se infravaloran los usos positivos de los Metaversos y videojuegos oponiendo simulación a vida real. Denostar la mimesis, en este caso digital, es una actitud que ya encontramos en Platón y que ha permanecido inalterable durante siglos reproduciéndose en la admonición contra diversas tecnologías (libros, folletines, cine, televisión).
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