Summary: | Por su particular estilo comunicacional, Donald Trump ha despertado –para bien y para mal– el interés de la opinión pública. Lejos del relato político convencional, anclado en ideologías, datos e historias verídicas, el presidente norteamericano tomó prestadas herramientas del espectáculo -la ironía, el humor y el temor– y construyó un relato disruptivo. A través de su cuenta de Twitter, produjo una narrativa fragmentada con una trama conceptual difusa (Make America Great Again), una lógica dicotómica contra dos actores en especial, los inmigrantes mexicanos y los grandes medios de comunicación, un repertorio léxico cargado de emociones y un cúmulo de mensajes falsos.
Este nuevo tipo de relato, sustentado en la lógica de los caracteres, la posverdad y el lenguaje emocional, intenta interpelar a un ciudadano escéptico de las instituciones clásicas: partidos políticos, poder judicial, sindicatos, etcétera. La supuesta incapacidad de dichos instrumentos de la política tradicional para resolver las demandas sociales, abre el espacio para que personajes como Trump, pertenecientes a lo que se denomina la postpolítica, desplieguen una nueva especie de relato.
|