Summary: | Desde su constitución en el siglo XVII como disciplina de las relaciones sociales cuantitativas, la economía ha pretendido ser una ciencia análoga a la de la naturaleza y por ello para algunos, figura como una “ciencia dura”. Para lograrlo, los economistas teóricos buscaron construir una representación natural y matematizada de la sociedad por medio de las teorías del valor y de los precios excluyendo la política y el dinero. Sin embargo, aquí se muestra que los mismos progresos analíticos debido a la generalización de las matemáticas en la teoría neoclásica moderna, lejos de confirmar los resultados intuitivos de los grandes fundadores, han mostrado hasta qué punto las cuestiones más esenciales de la teoría económica permanecen sin respuesta aceptable, esto es, la ausencia de una verdadera ciencia.
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