Summary: | Pensar en analizar la forma en que folklore, política y nación se articulan en América Latina implica, al menos, tener claras las variabilidades en el tiempo, de la realidad y de los términos que intentan representarla. También implica la necesidad de ajustar las definiciones correspondientes, lo que realizamos a efectos investigativos. Por ello, “neofolklore”, “posfolklore”, “folk-comunicación” son designaciones analizadas en este trabajo, tanto como “folklore moderno” o “proyección folklórica”. El recorrer brevemente la historia de los conceptos teóricos con que la ciencia folklórica propuso acercarse a la creación de autor, no anónima, nos permite vislumbrar cómo se concebía al pueblo, a la nación y al arte que intentaba representarlos. Las limitaciones provocadas al transferir hoy esas concepciones a la música popular determinan la necesidad de nuevos enfoques, como el reciente giro afectivo en los estudios sociales. Esto es especialmente importante cuando el conjunto “creador/emisor-ejecutor y receptor/público (real co-constructor de las obras)” la convierte en músicas de uso.
Esto nos conduce, para los casos sustancialmente trascendentes, al cierre de ese especial círculo de observación, creación, emisión, recepción y reimpactación en nuevos creadores, que, en la creación popular y cuando están cimentadas a través de trayectorias integrales, constituye lo que denominamos enlace folklórico, o “folk-link”.
Enlaces, claro, que, para ser tales, deben ser generacionalmente significativos.
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