Summary: | El dolor constituye un asunto del que siempre habrá que informar. Tal afirmación queda justificada si se tiene en cuenta, de un lado, que el dolor es una experiencia central en la vida de todo hombre, y, de otro, que la información -cuyo fin es prestar un servicio a la persona humana a través de la satisfacción de su derecho a la información- está hecha por personas, dirigida a personas y trata sobre temas que les incumben.
Ahora bien, el tratamiento informativo del dolor, aunque posible y necesario, no está exento de múltiples dificultades. Esto lleva a que merezca la pena prestar atención a los criterios deontológicos que deben regir cada uno de los elementos básicos del proceso informativo sobre el dolor. Con esta finalidad, una vez expuestas brevemente cuáles son las principales dificultades que plantea este tipo de información, se analizará por separado las implicaciones éticas del emisor, del mensaje informativo, y del receptor.
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