Summary: | Mucho se ha hablado del uso de la partida doble y del cargo y data, dos de las formas de llevar la cuenta y razón, según reconocía Diego del Castillo en su obra Tratado de Cuentas (1522). De ellas y de la tercera forma denominada de data y recibo se ha dicho que con sus ventajas e inconvenientes pretendían alcanzar el mismo fin.
Como ya demostramos, en la contabilidad del refitor (el cobrador y pagador de rentas de la mesa capitular) y de otras receptorías de la Catedral de Toledo la partida doble y el cargo y data se utilizaban conjuntamente. La partida doble, sin duda, era el método más avanzado para cuantificar la situación de la receptoría, la relación con terceros y el estado de la caja en cualquier momento y de forma rápida. Sin embargo, tal y como reconoce el jurisconsulto Diego del Castillo, aunque el administrador escribiera el libro donde tuviese lo que recibió y gastó, luego era necesario que los contadores averiguasen la verdad. En este caso el cargo y data era ineludible en la rendición de cuentas del receptor o cajero. En ellos se personificaba la cuenta de caja, siendo deudores y responsables finales del saldo de esta.
En torno al cargo y data, un método más jurídico que contable, se articulaba un sistema de garantías que salvaguardaba los intereses del titular del negocio. Así, tomando como base los registros contables del refitor de la Catedral de Toledo entre 1582 y 1583, este trabajo pretende ser un ejemplo del papel que desempeñaba esta forma de llevar la cuenta en procesos derivados de irregularidades en la gestión de rentas y reclamación de alcances. Esto aunque el método contable utilizado a diario en la oficina fuera la partida doble.
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