Summary: | Las transformaciones socioeconómicas que caracterizan el final del siglo XX y los inicios del XXI plantean importantes retos a los sistemas de salud, especialmente en las sociedades occidentales, con sistemas altamente tecnificados y una población cuya esperanza de vida aumenta de forma progresiva en un escenario de permanente esfuerzo de contención del gasto sanitario. La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en la sanidad, la «e-Salud», ha generado enormes expectativas como instrumento para hacer frente a esos retos. La telemedicina ha sido una de las experiencias pioneras, pero a pesar de su temprano inicio y de los esfuerzos invertidos, su extensión definitiva sigue siendo difícil y cuestionada. La mayoría de los proyectos no van más allá de la fase inicial de viabilidad y luego quedan abandonados. El modelo tradicional de evaluación de las tecnologías médicas explica este hecho a partir de la dificultad de obtener la evidencia necesaria para avalar una adopción generalizada de la telemedicina, como consecuencia de los problemas que supone la aplicación de la metodología habitual de los estudios de eficacia clínica y coste-efectividad. En los últimos años ha surgido una aproximación analítica diferente, que mantiene que la consolidación o no de los proyectos de telemedicina será el resultado de la interacción de la tecnología y el entorno en que se aplica, y no sólo de sus resultados clínicos, lo que apunta la necesidad de profundizar en el conocimiento empírico de esos procesos de interacción para poder avanzar en la extensión de la telemedicina.<br>Socioeconomic transformations at the end of the twentieth century and the beginning of the twentyfirst century pose major challenges to health systems, particularly to western societies with high technological systems and an aging population, in a political context of health expense reduction. The incorporation of information and communication technologies to health care systems, which has been called «e-Health», has created enormous expectations in this context. Telemedicine has been one of pioneer experiences. Despite the early beginnings of telemedicine and the efforts invested, more widespread use of this technology remains difficult and controversial. Most projects last just the feasibility phase and are then forgotten. The traditional model of medical technologies assessment explains this phenomenon, based on the difficulty of obtaining the empirical evidence needed to support widespread adoption of telemedicine, as a consequence of the problems of conducting traditional studies of clinical efficacy and cost-effectiveness. In the last few years, a different analytical approach has emerged. This perspective indicates that the consolidation (or otherwise) of telemedicine projects will depend on the results of interaction between technology and the context where it is applied and not only on clinical results. Better and deeper empirical knowledge of these interaction processes is needed to increase the spread of telemedicine.
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