Summary: | Las experiencias universitarias parecen estar limitando las posibilidades de fortalecer los nexos con la comunidad, este clivaje está promoviendo que la investigación se debilite. Esta situación es preocupante porque tiende a reorientar los fines y principios de la institución. Por otro lado, ese debilitamiento repercute en las prácticas educativas, y ha permitido desde la transferencia de conocimientos alienantes hasta privilegiar la atención en las didácticas como instrumentos, como ejercicio transmisor, entre otros. De manera que ante la ausencia de investigación, se instalan prácticas educativas que repiten contenidos de saberes asépticos y enajenadores, y los docentes (hombres y mujeres) se convierten en mediadores innecesarios. Esto nos plantea la exigencia de renovar el diálogo con nuestras realidades, con las y los hacedores de historias, mediante el fortalecimiento de la investigación y la acción social. La universidad debe de prestar más atención en desarrollar un lenguaje crítico, que devele los intereses que históricamente han sustentado las disciplinas, así como las relaciones entre ellas y el currículo que reproduce y legitima la cultura dominante. Esto plantea la posibilidad de romper los límites con el fin de promover métodos de investigación alternativos, donde se incluyan los intereses que afirman la importancia política y normativa de la historia, la ética y la integración social. A la vez debe cuestionar aquellos factores que defienden las relaciones de dominación de algunas disciplinas y departamentos.
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