Summary: | El presente artículo resultado de investigación reflexiona sobre dos (2) amistades intelectuales: cuatro (4) creadores cuyas colaboraciones recíprocas ayudan a elucidar esa tradición cultural que algunos pensadores localizan en Hispanoamérica y califican de “barroca”. Por un lado, la honda amistad entre María Zambrano y José Lezama Lima delata la urgencia de forjar —por medios filosóficos y poéticos— una teología sincrética más adecuada para nuestro paisaje. Por el otro, la breve relación entre Eugenio D’Ors y Pablo Picasso elucida la importancia de lo fugaz y lo lúdico para la creación artística pero también para la crítica filosófica. Así, al confrontar esas dos (2) amistades, será posible intuir con mayor claridad la función del arte y la figura del artista en nuestros tiempos neobarrocos.
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