Summary: | Existen muchas referencias en cuanto a los beneficios que aporta la práctica del canto colectivo, más allá de las estrictamente musicales. En dicha práctica confluyen multitud de elementos que la convierten en un potente elemento de vertebración y cohesión social. Destacan, en esta vertiente, el fomento del trabajo grupal y cooperativo, el desarrollo socio-afectivo o la construcción de la propia identidad dentro del grupo. En un ámbito más individual, el canto colectivo influye también en la autoestima personal, la autoconfianza, el desarrollo cognitivo, el gusto por la estética y cultura, el aprendizaje de las lenguas, etc. A esta lista de elementos transversales a la propia práctica musical, algunos incluso vinculados a disciplinas muy alejadas a la vertiente artística, cabe añadir el componente lúdico y de placer o bienestar personal, tan presente en ensayos y conciertos. En el marco del emergente movimiento coral que se vive en Mallorca, formado eminentemente por agrupaciones de carácter amateur e integradas por cantantes aficionados y en muchos casos con escasos o nulos conocimientos musicales, nuestro estudio analiza la percepción que manifiestan estos cantantes respecto a su práctica.
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