Summary: | <p>Internet ha posibilitado a los creadores de juegos amateurs colaborar en proyectos independientemente de su localización geográfica. El éxito de productos como Minecraft, e incluso CounterStrike, demuestra que los desarrolladores «independientes» pueden crear productos de entretenimiento tan populares y exitosos como los desarrolladores consolidados y con grandes presupuestos. Sin embargo, muchos consumidores están más interesados en lo viejo que en lo nuevo -revivir experiencias pasadas, jugando a viejos videojuegos que ya no están disponibles en el mercado. Mediante la creación de emuladores, y la copia de imágenes ROM (datos que permiten jugar a videojuegos emulados, como Super Mario Bros, en la Super Nintendo), se pueden distribuir juegos con valor nostálgico y se puede jugar y volver a jugar con ellos fácilmente. Además, esto permite la conservación de contenido antiguo (<em>legacy content</em>) que de otro modo podría acabar archivado en la «papelera de la historia».</p> <p> </p> <p>No obstante, independientemente del esfuerzo y la inventiva que implica la creación de software de emulación, y el esfuerzo que supone copiar datos ROM para poder jugar a juegos antiguos, ¿son estas actividades completamente legales? El propósito de este artículo es considerar la compatibilidad de estos proyectos con las normas preexistentes de propiedad intelectual, comparando y contrastando los enfoques de los regímenes de EE. UU. y la UE a la hora de tratar emuladores y ROM. El artículo analizará la cuestión bajo la legislación preexistente y en relación con la jurisprudencia relevante, con la intención de llegar a conclusiones en cuanto a si los regímenes existentes de derechos de autor son compatibles y concilian satisfactoriamente el derecho de las productoras de videojuegos de pretender una remuneración justa por su trabajo con el deseo de los entusiastas de preservar y revivir una forma de cultura creativa.</p>
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