La Deshumanización de la Medicina.

<p>El arte y la ciencia de conocer la enfermedad y de procurar su prevención o su curación y de aminorar el sufrimiento y el dolor o retardar la muerte del ser humano, ha pasado desde el principio de la existencia del hombre por diferentes etapas, que el análisis retrospectivo nos faci...

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Bibliographic Details
Main Author: Gilberto Rueda Pérez
Format: Article
Language:Spanish
Published: Editorial Kimpres 1997-12-01
Series:Medicina
Subjects:
Online Access:http://revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Revistamedicina/article/view/758
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2389-8356
publishDate 1997-12-01
description <p>El arte y la ciencia de conocer la enfermedad y de procurar su prevención o su curación y de aminorar el sufrimiento y el dolor o retardar la muerte del ser humano, ha pasado desde el principio de la existencia del hombre por diferentes etapas, que el análisis retrospectivo nos facilita reconocer y que se imbrican y entrelazan a través de los tiempos y del cambiante desarrollo de las ciencias, a medida que el hombre evoluciona, desde su ignorancia absoluta de los fenómenos de la naturaleza que lo rodean, hasta la época actual que lo ha llevado a conocerse -así sea parcialmente- a sí mismo y a comprender, e inclusive a tratar de manipular las estructuras de los seres vivientes y a adentrarse en ese universo infinito que ha fascinado al hombre desde siempre.</p><p>Al principio el arte de curar se basaba exclusivamente en la observación de los fenómenos orgánicos causados por el trauma de las guerras, los terremotos, por las grandes epidemias y por los procesos que rodean el nacimiento de los seres humanos que, permanentemente o por agudizaciones periódicas’ diezmaban prematuramente a los pobladores del planeta.</p><p>La muerte constituía un fenómeno natural inherente a estos procesos y era esperada, temida y respetada como un fenómeno producido por la voluntad de Dios, al que no podía el hombre de ninguna manera, ni debería, oponerse. La enfermedad asimismo era producto de la ira de Dios como castigo al pecado de los hombres y así por siglos se aceptó este designio con acatamiento y obediencia, al tiempo que se castigaba al enfermo, o mejor al pecador, con el aislamiento, el destierro y la incineración de sus haberes como sucedía con aquellas enfermedades llamadas vergonzantes.</p><p>Pero la mente del hombre evolucionó para superar estas primitivas creencias. Su poder inquisitivo basado en su irrefrenable deseo de conocimiento hizo que de entre los sanadores y los curanderos que habían surgido como consecuencia natural de las necesidades impuestas por los sufrimientos del hombre enfermo, se destacaran los médicos quienes tratarían de hallar en el organismo humano los fenómenos causantes de la enfermedad y así, como elemento primario y fundamental, surgió el estudio de la anatomía humana, en forma clandestina primero, y por siglos, y luego poco apoco como una ciencia y un arte cada vez más completos y exactos, hasta llegar al dominio de todos y cada uno de los elementos orgánicos que constituyen al hombre y así surgieron los grandes anatomistas de otras épocas, encabezados por Vesalio hacia 1543, que con su gran descripción de la Fábrica humana, había de avanzar en el conocimiento del organismo hasta llegar a través de sus discípulos a la descripción milimétrica de todas y cada una de las estructuras orgánicas.</p><p>Dentro del avance de este conocimiento y con el advenimiento del microscopio de Leuwenhoek, los médicos pasaron al estudio detallado de los tejidos orgánicos y de las células que los componen, y se desarrolló la histología humana en toda su maravillosa dimensión hasta llevar su conocimiento con las técnicas biofísicas y bioquímicas modernas al dominio prácticamente total, no sólo de las células sino más aún, de sus componentes ultra celulares y sus propiedades físicas y químicas y hasta su manipulación ad infinitum como presagian los avances de la genética y la bioingeniería.</p><p>Pero los anatomistas y los histólogos no se pueden limitar al conocimiento adquirido y paralelamente surge, como es natural, el estudio de los tejidos y de las células en estado patológico, bien sea este estado provocado por la enfermedad o bien al contrario, sea la enfermedad el producto de las lesiones celulares. Y surge la anatomía patológica y la histopatología, y con ellas, el conocimiento, la explicación y el sustrato de la enfermedad y de la muerte y se convierten en las ciencias más técnicas, más precisas, más profundas; atraen para sí y hacen su yos todos los procedimientos que la física, la química, la óptica y las demás ciencias pueden aportar a la delicada misión que lo involucra: La explicación cierta e incontrovertible de las modificaciones celulares y tisulares de los órganos humanos ante la enfermedad y ante la muerte, que conduce a la derrota total de la imaginería, de la charlatanería, del empirismo, basados en la credulidad y la ignorancia y la tendencia a atribuir a lo sobrenatural todo lo que nuestra mente no alcanza a comprender.</p><p>Al desarrollo se suman ya en este siglo que ahora termina, los grandes descubridores que habrían de revolucionar el concepto de la medicina de la antigüedad para llevarla poco a poco al enorme avance tecnológico que hoy presenta y asimismo bajo el influjo de las dos grandes guerras mundiales al volcarse el aparato tecnológico hacia tierras de América en los Estados Unidos, los grandes maestros del desarrollo de las técnicas quirúrgicas, de la imagenología, de las comunicaciones, que incorporadas a la medicina han producido en los últimos cincuenta años el avance más extraordinario que en campo alguno de la ciencia humana haya podido presentarse.</p><p>Estos hechos habrían de convertir el ejercicio de la medicina en una ciencia basada en el conocimiento de los fenómenos orgánicos y de los procesos reproducibles y demostrables que conducen a la enfermedad pero al mismo tiempo descubren el camino a la prevención, curación, o a la rehabilitación de sus secuelas y siempre por encima de todo al alivio del dolor del ser humano...</p>
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La enfermedad asimismo era producto de la ira de Dios como castigo al pecado de los hombres y así por siglos se aceptó este designio con acatamiento y obediencia, al tiempo que se castigaba al enfermo, o mejor al pecador, con el aislamiento, el destierro y la incineración de sus haberes como sucedía con aquellas enfermedades llamadas vergonzantes.</p><p>Pero la mente del hombre evolucionó para superar estas primitivas creencias. Su poder inquisitivo basado en su irrefrenable deseo de conocimiento hizo que de entre los sanadores y los curanderos que habían surgido como consecuencia natural de las necesidades impuestas por los sufrimientos del hombre enfermo, se destacaran los médicos quienes tratarían de hallar en el organismo humano los fenómenos causantes de la enfermedad y así, como elemento primario y fundamental, surgió el estudio de la anatomía humana, en forma clandestina primero, y por siglos, y luego poco apoco como una ciencia y un arte cada vez más completos y exactos, hasta llegar al dominio de todos y cada uno de los elementos orgánicos que constituyen al hombre y así surgieron los grandes anatomistas de otras épocas, encabezados por Vesalio hacia 1543, que con su gran descripción de la Fábrica humana, había de avanzar en el conocimiento del organismo hasta llegar a través de sus discípulos a la descripción milimétrica de todas y cada una de las estructuras orgánicas.</p><p>Dentro del avance de este conocimiento y con el advenimiento del microscopio de Leuwenhoek, los médicos pasaron al estudio detallado de los tejidos orgánicos y de las células que los componen, y se desarrolló la histología humana en toda su maravillosa dimensión hasta llevar su conocimiento con las técnicas biofísicas y bioquímicas modernas al dominio prácticamente total, no sólo de las células sino más aún, de sus componentes ultra celulares y sus propiedades físicas y químicas y hasta su manipulación ad infinitum como presagian los avances de la genética y la bioingeniería.</p><p>Pero los anatomistas y los histólogos no se pueden limitar al conocimiento adquirido y paralelamente surge, como es natural, el estudio de los tejidos y de las células en estado patológico, bien sea este estado provocado por la enfermedad o bien al contrario, sea la enfermedad el producto de las lesiones celulares. Y surge la anatomía patológica y la histopatología, y con ellas, el conocimiento, la explicación y el sustrato de la enfermedad y de la muerte y se convierten en las ciencias más técnicas, más precisas, más profundas; atraen para sí y hacen su yos todos los procedimientos que la física, la química, la óptica y las demás ciencias pueden aportar a la delicada misión que lo involucra: La explicación cierta e incontrovertible de las modificaciones celulares y tisulares de los órganos humanos ante la enfermedad y ante la muerte, que conduce a la derrota total de la imaginería, de la charlatanería, del empirismo, basados en la credulidad y la ignorancia y la tendencia a atribuir a lo sobrenatural todo lo que nuestra mente no alcanza a comprender.</p><p>Al desarrollo se suman ya en este siglo que ahora termina, los grandes descubridores que habrían de revolucionar el concepto de la medicina de la antigüedad para llevarla poco a poco al enorme avance tecnológico que hoy presenta y asimismo bajo el influjo de las dos grandes guerras mundiales al volcarse el aparato tecnológico hacia tierras de América en los Estados Unidos, los grandes maestros del desarrollo de las técnicas quirúrgicas, de la imagenología, de las comunicaciones, que incorporadas a la medicina han producido en los últimos cincuenta años el avance más extraordinario que en campo alguno de la ciencia humana haya podido presentarse.</p><p>Estos hechos habrían de convertir el ejercicio de la medicina en una ciencia basada en el conocimiento de los fenómenos orgánicos y de los procesos reproducibles y demostrables que conducen a la enfermedad pero al mismo tiempo descubren el camino a la prevención, curación, o a la rehabilitación de sus secuelas y siempre por encima de todo al alivio del dolor del ser humano...</p>http://revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Revistamedicina/article/view/758Deshumanización de la Medicina, Medicina, Ética, Histología, Anatomía, Patología, Histopatología