Summary: | <p><strong>Fundamento</strong>: La mayoría de los expertos coinciden en afirmar que el entrenamiento físico constituye la piedra angular en la rehabilitación cardiovascular. Este puede ser más beneficioso que el control adecuado de los factores de riesgos coronarios.<br /><strong>Objetivo</strong>: Determinar la repercusión del consumo energético calórico por concepto de actividad física cotidiana, sobre la forma física y el estado de salud en pacientes recuperados de infarto miocárdico. <strong><br />Métodos</strong>: Se realizó un estudio, comparativo, con 147 pacientes recuperados de un infarto miocárdico agudo de bajo riesgo, los cuales se agruparon en tres grupos, del sexo masculino y menores de 61 años, (media 54 ± 6.0), asistidos en el Hospital Universitario “Dr. Gustavo Aldereguía Lima” de Cienfuegos, en los cuales no se llevó a cabo rehabilitación cardiovascular.<br /><strong>Resultados</strong>: Los individuos que generalmente realizaron una actividad física ordinaria con gasto calórico energético mayor a 150 kilocalorías diarias, mostraron, durante la prueba ergométrica, estar en mejor forma física que los pacientes que gastaron menos de 150 Kilocalorías diarias en sus actividades ordinarias. Pero en la medida en que fueron superadas las 300 kilocalorías/día a pesar de estar en mucha mejor forma física, también se incrementó la sintomatología propia del riesgo cardiovascular. <strong><br />Conclusiones</strong>: El simple hecho de realizar actividades ordinarias tan comunes como caminar, que impliquen un gasto calórico energético promedio entre 150 a 300 kilocalorías diarias, puede ser beneficioso para pacientes infartados de bajo riesgo que no han recibido rehabilitación cardiovascular; ello influye también en la forma física, y disminuye las probabilidades de aparición de efectos adversos.</p><p> </p>
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