Summary: | El ascenso del movimiento carismático y neo-pentecostal dentro de las iglesias históricas y evangélicas norteamericanas, y el de la nueva derecha religiosa en América Latina cambió la visión que los evangélicos tenían respecto al mundo y su relación con él: se pasó de una clara posición de ‘huida del mundo’ (la clásica fuga mundi) a una inusitada ‘conquista del mundo’, y a una militante participación política. En este nuevo contexto, ¿podemos afirmar, como comúnmente se cree, que ‘el hermano vota por el hermano’?; es decir ¿que los evangélicos votan por candidatos evangélicos sólo porque comparten su misma fe? En el presente artículo planteamos que no existe un ‘voto confesional’ evangélico en América Latina, ni siquiera en Brasil, en donde encontramos, sobre todo, un ‘voto denominacional’; por el cual, en el mejor de los casos, ‘el pentecostal vota por el pentecostal’, ‘el universal vota por el universal’, ‘el asambleísta vota por el asambleísta’ y ‘el bautista por el bautista’. Al mismo tiempo concluimos que existe (todavía) una ‘subrepresentación política’ de los evangélicos. Esto significa que en los procesos electorales de la región no se presenta una correlación directa entre el porcentaje de población evangélica y el porcentaje de votos a candidatos evangélicos; tampoco es fácil comprobar sus endosos políticos.
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