Summary: | Como es conocido, la atención a personas que padecen enfermedades crónicas (como diabetes, hipertensión, etc.) es una de las tareas más importantes tanto para médicos como para enfermeros de atención primaria, que persiguen un adecuado control de dichas patologías. Para ello se proponen diversas medidas, tanto farmacológicas, como de hábitos saludables. A pesar de esto, es muy frecuente encontrar una proporción importante de pacientes tratados mal controlados. Esto conlleva a reiterados cambios en la farmacoterapia, a un mayor número de consultas, etc. Este mal control suele deberse, en muchos casos, a una respuesta humana ante una situación de enfermedad, sobre la que el/la enfermero/a tiene capacidad independiente de actuar: manejo infectivo del régimen terapéutico. Este diagnóstico es definido como una situación en que la manera en que la persona integra en su vida cotidiana el programa de tratamiento de la enfermedad y sus secuelas resulta inadecuada para alcanzar los objetivos de salud fijados. Se propone al paciente un tratamiento que conlleva modificaciones en el estilo de vida y farmacoterapia asociada, pero en muchas ocasiones no se investiga su adecuado cumplimiento, o no se hace de forma correcta debido a diferentes causas (falta de tiempo, desmotivación, etc.). Disponemos de herramientas para evaluar estos aspectos como la entrevista sobre los hábitos, o diversos test para la farmacoterapia (cumplimiento autocomunicado o de Haynes; el de Morisky-Green; método de recuento de medicamentos). Estos test nos ayudan a identificar claramente a un incumplidor manifiesto, pero no al buen cumplidor. Para ello, nos ofrece mayor fiabilidad los resultados clínicos (presión arterial, glucemia, etc.); pues, cuando el tratamiento es el apropiado, un buen grado de control sugiere cumplimiento efectivo del régimen terapéutico. Esta falta de adherencia al tratamiento suele aumentar debido a conocimientos deficientes sobre la enfermedad, sus síntomas o las complicaciones; por falta de implicación del propio paciente; por negación de la enfermedad, desconfianza, etc. En cualquier caso, siempre debemos cuestionar al paciente por sus principales temores respecto a la enfermedad y resolverlos. Para finalizar y como conclusión, decir que la evaluación del grado de cumplimiento de las medidas propuestas (tanto farmacológicas como de estilos de vida) supone una parte importante de nuestra labor en consulta, dentro de una atención cálida y humana. Y en caso de ser necesario, utilizar esta etiqueta diagnóstica y trabajar con ella, a fin de lograr un adecuado control de las patologías crónicas mencionadas.
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