Summary: | A las puertas mismas de la celebración de los juegos olímpicos en Pekin el próximo 2008, China abrió una puerta a la esperanza de los derechos humanos al asumir un compromiso de mejorar la situación de estos antes del inicio de los juegos. Estamos inmersos en un proceso que puede ser crucial para la tan declarada universalidad de los derechos humanos, consiguiendo que una de las grandes potencias más reticentes se integre de lleno en la comunidad internacional de aquellos que protegen y garantizan el ejercicio de los derechos humanos. No obstante, el proceso es complejo dada la situación deteriorada de que disfrutan en el interior del país, pero tremendamente prometedor no solo por los cambios que se puedan producir en China sino también por lo que significará para otros Estados su ejemplo al encauzarse por el camino de los derechos humanos.
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