Summary: | A primera vista puede observarse en qué medida se ha modificado la posición del artista creador frente al natural destinatario de su obra, el receptor. Si el avance del Arte en el transcurrir de la historia ha mantenido –en palabras de Arnold Hauser– un equilibrio entre convención y originalidad aportando con aquél el hilo conductor y con esta el aporte de novedad, de avance, el siglo XX desde su comienzo -y en el caso de la música, frenéticamente desde su mitad- apresura los procesos con tal intensidad que las posiciones de uno y otro –creador y receptor– se alejan. El ensimismamiento del creador genera posturas con frecuencia de rechazo en el destinatario que se ve incapaz de mantener las constantes vitales del sentimiento artístico, -la sorpresa, la admiración la emoción- y debe encontrar nuevas formas de acercamiento, nuevos paradigmas a veces con olvido casi absoluto de lo que consideró sólidamente instalado. Es él, el destinatario quien debe buscar los nuevos códigos porque el creador no busca a su público sino que le reta desde una posición distante e inexplicada.
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