Summary: | En apariencia la cuestión referente a las relaciones entre FDR y Franco puede ser resuelta de una manera muy simple: sus ideales políticos eran radicalmente antitéticos, incluso en cierta manera más antitéticos que los de Rooseveit y Mussolini, por ejemplo. Aunque Franco experimentó durante algún tiempo en su vida la tentación del fascismo, en realidad era un dictador militar conservador y católico; para él el liberalismo democrático, que identificaba con la masonería, no era sólo una doctrina inaceptable sino que, además, conducía inevitablemente al comunismo. En cierta manera sus conceptos políticos eran anteriores a la democracia, mientras que el fascismo fue una doctrina posdemocrática. Rooseveit, en cambio, representó la adecuación del ideal democrático al reto experimentado por la Humanidad en la difícil coyuntura de los años treinta. Sus mundos, por tanto, no eran sólo antitéticos sino, sobre todo, lejanos, por lo que no puede extrañar que no existiera entre ellos un posible mínimo de entendimiento.
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