Summary: | Entre 1570 y 1620, dice Stone en el más clásico de sus libros, la corona inglesa obtuvo sus triunfos decisivos en la larga lucha por domesticar a la nobleza, por compelerla a abandonar sus inveterados hábitos de violencia, y asegurar por ende el monopolio regio de la coerción. Para ello hubo de adoptar, desde los tiempos de los primeros Tudor, medidas represivas encaminadas a limitar y reducir el potencial bélico de los magnates, y desplegar a la vez estrategias de seducción y adoctrinamiento que, junto a una serie simultánea de cambios en la estructura de ingresos de la nobleza, contribuyeron a acentuar la dependencia material de ésta respecto a la voluntad del soberano y a establecer la preeminencia de la fidelidad al trono sobre cualquier otro lazo de lealtad individual, todo lo cual alteró profundamente no sólo la posición que en la escala de valores aristocrática había ocupado la reivindicación pasional, ciega, inmediata del honor, sino también la noción misma del deber.
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