José del Carmen Acosta. Un hombre sin enemigos
<p><strong>Introducción</strong><br />La medicina colombiana ha sido el fruto de la influencia científica extranjera de los tiempos de la Conquista y la Colonia, cuando los médicos españoles y los criollos por ellos entrenados tenían que compet...
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Editorial Kimpres
1990-08-01
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doaj-4d0afdec70734334986d1ddb75be5a302020-11-24T23:40:03ZspaEditorial KimpresMedicina0120-54982389-83561990-08-0112237411001José del Carmen Acosta. Un hombre sin enemigosFernando Guzmán Mora0Academia Nacional de Medicina<p><strong>Introducción</strong><br />La medicina colombiana ha sido el fruto de la influencia científica extranjera de los tiempos de la Conquista y la Colonia, cuando los médicos españoles y los criollos por ellos entrenados tenían que competir con los brujos de la Sabana de Bogotá, apoyados en sus limitados conocimientos de fisiopatología y su rudimentaria terapéutica. Más de 350 años después, la brillante medicina europea de mediados del siglo pasado sembró en el pensamiento de nuestros galenos sus semillas morfofisiológicas, con el aporte de la experiencia inglesa, alemana y francesa. Esta última tomó la delantera al comenzar la época delos grandes clínicos, quienes por medio de signos a veces casi imperceptibles aprendieron a diagnosticar verdaderas filigranas y sentaron las bases de la observación médica moderna, en la cual se formaron nuestros antepasados de finales del siglo XIX y comienzos del XX.</p><p>Esta medicina, que pudo haber perdurado al evolucionar por medio de la tecnología y de la aplicación de métodos científicos modernos, fue golpeada adicionalmente en su infraestructura por las dos conflagraciones mundiales que sumieron a Europa en la pobreza y la barbarie. En esta coyuntura histórica tuvo que dar paso a la imponente medicina norteamericana, pragmática por excelencia, que con figuras como Halstead y los hermanos Mayo ya se había destacado en el concierto científico mundial a través de sus postulados biológicos experimentales, su enorme respaldo económico y su compulsiva búsqueda de respuestas en las ciencias básicas, que la llevaron a ser la primera en el mundo, desplazando la figura del antiguo clínico y médico de familia por el frío biólogo especializado, imbuido de una formación casi matemática, la cual mejoró los cimientos de la moderna patología pero, en buena parte, deshumanizó al enfermo convirtiéndolo en número estadístico y enfrió casi hasta el punto de congelación la hasta entonces cálida relación médico paciente, que si bien no curaba, siempre consolada, para citar el conocido refrán popular.</p><p>El hombre que marca en nuestro medio bogotano el período de transición entre la formación médica de influencia francesa y la nueva formacion norteamericana es el profesor José del Carmen Acosta Villaveces, gineco-obstetra de oficio, cirujano de corazón, internista de pensamiento y gran maestro de generaciones médicas colombianas entre los años de 1920 y 1960, época de cruciales cambios políticos, crisis de valores filosóficos y profundas transformaciones científicas, que formaron el criterio de la generación que tuvo que sufrir el mayor paso evolutivo de la educación médica en nuestro país...</p>http://revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Revistamedicina/article/view/1018Historia de la Medicina, Academia Colombiana de la Lengua, José del Carmen Acosta |
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