| Summary: | En diciembre de 2015 se produjo un cambio presidencial en Argentina donde, después de 12 años de gobiernos kirchneristas, el poder ejecutivo pasó a manos de la alianza Cambiemos, liderada por Mauricio Macri. Este cambio de gobierno implicó una nueva forma de concebir el vínculo entre el Estado y la Sociedad y significó, entre otras cosas, la captura del Estado por parte de las elites económicas. La preeminencia de estos actores al interior del Estado y su capacidad para incidir en la forma que fueron problematizadas y abordadas las cuestiones vinculadas al mundo laboral, constituye el núcleo de análisis de artículo. A lo largo de estas páginas, argumentamos que para el nuevo staff de gobierno, existieron tres premisas básicas al momento de construir los problemas en torno al trabajo: la primera es considerar que los problemas de crecimiento económico derivan de las rigideces de la legislación laboral vigente y de la existencia de convenios colectivos de trabajo desactualizados; la segunda es concebir que la informalidad laboral y que la ausencia de nuevos puestos de trabajo se debe a las altas cargas laborales y la tercera se vincula con la promoción un nuevo sujeto económico, “el emprendedor”, prototipo de trabajador encubierto que, desprovisto de garantías y protecciones sociales, sólo dispone de sus capacidades individuales para conseguir un ingreso.
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