Summary: | El presente artículo tiene como objetivo demostrar cómo la organización de la sexualidad es una cuestión social. Para ello se analizan algunas características del pensamiento social y político en nuestro país y se presentan las relaciones que se evidencian entre estos aspectos y la organización de una sexualidad promovida y “aceptada” desde el poder. Se parte de la idea de que el discurso, en las múltiples formas en que este transmute, es un aspecto central para dar cuenta de cómo la heteronormatividad reproductivista ha logrado instalarse en la población como un organizador de la vida cotidiana que excede ampliamente el ejercicio sexual y que coloca a toda práctica que se aleje de la heterosexualidad y del fin reproductivista en el campo de lo abyecto, tildándolo de desviado, anormal, enfermo. Los resultados de esta trama ideológico-discursiva imponen una serie de requerimientos de supervivencia específicos para la población que no se encuadra dentro de la pauta sexual hegemónica, lo que pone de manifiesto la dimensión eminentemente política que tiene, en la actualidad, la sexualidad humana.
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