Summary: | Las prácticas patriarcales académicas se vienen fortaleciendo con los años, en vez de disminuir la violencia simbólica y laboral se han incrementado. La herida emocional en la dignidad de las académicas es fuerte. No solo se ha depredado la autoestima
epistémica nuestra sino la cultura extractivista del saber femenino es cada vez más agresivo. Tanto la perspectiva de derechos como la diferencial se desdibujan en prácticas de negación del valor de lo femenino. El límite para el maltrato se diluye. Si
bien se exhibe actualmente la denuncia por el acoso sexual, el acoso laboral se encarna en lo femenino con la sobrecarga de funciones operativas intermedias fungiendo como auxiliares, secretarias, escribientes de actas. Es un lugar común hablar del manejo del poder autoritario copiado del poder patriarcal y como se apropian muchas mujeres de su repetición, sin embargo, la entronización de esa matriz de pensamiento se ha vuelto mentalidad.
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