Discurso de Clausura de la Reunión de Academias Iberoamericanas de Medicina
<p><strong>Señor Presidente</strong><br /><strong>Señores Miembros de la Mesa Directiva</strong><br /><strong>Señores Académicos Iberoamericanos,</strong><br />...
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Published: |
Editorial Kimpres
1997-12-01
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Gilberto Rueda Pérez |
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<p><strong>Señor Presidente</strong><br /><strong>Señores Miembros de la Mesa Directiva</strong><br /><strong>Señores Académicos Iberoamericanos,</strong><br /><strong>Portugueses y de las Reales</strong><br /><strong>Academias Españolas de Distrito</strong></p><p><strong>Señoras y Señores:</strong></p><p>El haber sido designado para dirigiros la palabra, distinguidos colegas Académicos, en representación de la Academia Nacional de Medicina de Colombia, constituye para mí inmenso honor, que agradezco en nombre de mi patria y de mis colegas Académicos en esta sesión de clausura del certamen que con éxito culmina hoy en<br />Madrid.</p><p>Quiero ante todo expresar en nombre de todos vosotros el agradecimiento a las autoridades que hicieron posible este maravilloso Encuentro, particularmente al:</p><p>• Señor Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina de España DI. Hipólito Durán Sacristán.<br />• Señor Presidente Honorario D. José Botella Llusiá<br />• Señora Ministra de Educación y Cultura<br />• Señora Presidente del Instituto de España<br />• Señor Presidente de Alanam, D. Rodrigo Fierro Benítez</p><p>Y agradecer muy especialmente el amable y grato gesto de la Realeza Española al enaltecer el certamen con la presencia en el Acto Inaugural de su Alteza la Infanta Da Margarita, en compañía de su esposo el doctor D. Carlos Zurita, Duque de Soria, distinguido colega como su ilustre padre el doctor D. Carlos Zurita González-<br />Vidalte, quien ha dedicado su fructífera vida a la lucha frontal contra la TBC en España y en el mundo.</p><p>Asimismo a todas aquellas personas que en una u otra forma, con tanta amabilidad y cortesía nos han tratado durante esta breve pero inolvidable visita a la tierra y nación que nos complacemos en llamar en América como Madre Patria.</p><p>Quisiera referirme al concepto de la Academia, en lo que tiene que ver con la evolución del conocimiento humano a través de los tiempos, a la que tanta importancia daba Platón, padre de la Academia, en Atenas, quien enseñó en ella entre los años 360 y 347 a. de e, después de ser discípulo afortunado de Sócrates, y siendo a su<br />vez maestro de Aristóteles, quien merecería el honroso título de “Maestro de los que saben”.</p><p>Es precisamente Platón quien en su Teeteto, primer libro conocido sobre psicología o el funcionamiento de la mente, divide el “conocimiento” en dos componentes fundamentales: la percepción y el concepto.</p><p>Percepción es aquello que se adquiere directamente mediante los sentidos, la cual es necesariamente imperfecta dada la limitación de los órganos que la originan. De esta percepción, de origen físico, surge el pensamiento y de éste el concepto y la idea.</p><p>Conceptos son la justicia; el valor; la templanza; la virtud.</p><p>La idea tampoco puede ser un concepto perfecto pues depende en gran parte de la percepción, del medio que rodea al sujeto, de su capacidad de entendimiento de acuerdo con su cultura; de su evolución genética diríamos hoy.</p><p>y así, la idea no puede ser estática, debe evolucionar a través de los siglos. Lo que antaño era una idea buena, como el sacrificio humano a los dioses o la esclavitud, ha evolucionado con la difusión y mejor conocimiento de la leyes que rigen el universo, con el enorme progreso de las técnicas científicas, con su divulgación cada vez más universal a través de la informática. ¿Cómo comparar el conocimiento y por tanto las ideas de un hombre del común de la época de Platón, con el que puede tener un sujeto cualquiera en nuestros días?</p><p>Ese concepto platónico de que las ideas no significan conocimiento perfecto y que el hombre debe seguir evolucionando en busca de la luz, es el que hace que la Academia exista hoy y deba existir mañana y el próximo siglo y el próximo milenio y el de más allá, y deberá seguir evolucionando y aprendiendo y enseñando y sobre todo guiando a las mentes jóvenes para abrirles el horizonte y ayudarlas a escudriñar el pasado, para vivir con satisfacción el presente y para avizorar el futuro con confianza...</p> |
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