Summary: | Desde el momento en que Europa sacralizó un determinado conjunto de objetos y los convirtió
en referentes patrimoniales activados y protegidos por los representantes de la cultura oficial, hasta el
presente, mucho se han ensanchado los estrechos límites patrimoniales; se ha superado la concepción
objetual, historicista y esteticista para abarcar todo el conjunto de bienes de valor cultural. El patrimonio
deja así de ser contemplado exclusivamente como un tesoro histórico-artístico para pasar a convertirse
en algo mucho más valioso: en elementos -materiales e inmateriales- fundamentales para comprender
nuestra identidad. No obstante, la creciente demanda turística de supuestas autenticidades está hoy provocando
que este patrimonio se oferte, en no pocas ocasiones, como la expresión de un pasado idealizado.
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