Summary: | Este trabajo efectúa una caracterización preliminar de la universidad privada venezolana, a
medio siglo de sus inicios. Se determinan algunas de sus fallas principales y propone correctivos factibles
aprovechando las leyes de educación próximas a ser aprobadas. Los datos demuestran que
las universidades privadas, a diferencia de las oficiales, tiene una planta docente mayoritariamente a
tiempo convencional, ubicada principalmente en los más bajos escalafones académicos, con estudios
de postgrado en una proporción menor que las universidades oficiales y prácticamente sin investigadores.
La relación alumno/profesor es el doble de la del sector oficial y los postgrados universitarios
que ofrecen son la quinta parte del total y sólo están acreditados el 10%, en contraposición
con el 29% acreditado de las instituciones públicas. De estas comparaciones se extrae que la universidad
privada está muy limitada para la realización de investigación y para el desarrollo de los postgrados
que forman investigadores: maestrías y doctorados. Tiene además limitaciones subsanables
en el pregrado, por no disponer de docentes contratados a altas dedicaciones, que dispongan de
tiempo dentro de su dedicación para las consultas estudiantiles. Esto se puede resolver a través de
un mandato legal que determine que un 33% de los docentes, sin contar autoridades y directivos, deban
estar a dedicación exclusiva y repartidos homogéneamente entre todos los programas docentes
institucionales. Estos docentes, también por mandato legal, dispondrían de un 30% de su tiempo
para hacer investigación en unidades de universidades y otros centros oficiales, a las que serían adscritos
formalmente. Ello mejoraría la academia de las instituciones privadas sin costos que hagan imposible
estos importantes cambios.
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