Summary: | En algunas situaciones de desigualdad los grupos dominantes establecen intercambios y obligaciones clientelares con los grupos subalternos y les atribuyen contrapoderes y amenazas diversas para el orden social. En este artículo desarrollaré esta hipótesis a partir de un estudio de las domésticas de origen esclavo en Tetuán (Marruecos), desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del XX, y su relación con las familias de medio y alto rango para las que trabajaban, a partir de fuentes orales y de archivo. Sujetas a una situación de dominación, aquellas mujeres devinieron representantes del prestigio del grupo propietario a través de sus labores gastronómicas, como signo de distinción. Y muchas de ellas ejercieron funciones de curación y protección, como mediadoras con santuarios y entidades no humanas o vinculadas a cofradías como los gnawa. De hecho, todos estos procesos de intercambio se generaban y transformaban a través de mecanismos y escenarios rituales. Y en estos procesos simbólicos, los cuerpos de esclavos y libertos devinieron agentes de aquellas relaciones clientelares, en los que se proyectaban paradójicos poderes tanto para provocar el mal como para protegerse de él.
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